13/10/09

LA POESÍA NO SE VENDE

¿La poesía no se vende? No, no, la pregunta era “por qué se edita tan poca poesía comercialmente”. Y la respuesta, para los grandes grupos editoriales, seguro es “porque la poesía no se vende”. ¿Pero será así realmente? ¿Es la poesía un género –perdón– minoritario? Yo no estoy tan seguro. Y parece corroborarlo una importante cantidad de pequeñas editoriales y ediciones independientes, autogestionadas, artesanales, revistas, plaquetas, sitios de Internet, blogs, recitales, encuentros de lecturas y entrevistas, talleres..., que viven y resisten, con trabajo hecho a puro corazón, a lo largo y ancho del país. Me parece que todo esto, apenas, un poquito, digo, pienso, tiene que ver con la Ley de Medios Audiovisuales que ahorita nomás se está discutiendo en el Senado. No quiero tirar el verso de los pelos, pero me parece que si abrimos el abanico, la poesía –ah, la poesía–, como tantas otras cuestiones de vida (esas que están por encima de toda utilidad, y no sólo económica), tendrá la difusión que merece, y podrá llegar con libertad, transparencia, e incluso pasión, a la gente, a las personas, al pueblo, porque leer poesía es, entre otras muchas cosas, goce y fuente de conocimiento; después cada uno decidirá qué línea o autor, o escuela o estética, o silencios y espacios en blanco, qué cielos y qué naranjas, y qué candados y qué llaves, qué alegrías y qué desdichas, qué memorias y qué casas, qué vidas y qué muertes, qué soledades y qué sombras..., nos conmueven, nos hacen reflexionar, nos dibujan soles para poder ver con mejor claridad el día.

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Escrito para una breve columna de un diario de La Plata el día 5 de octubre de 2009. (Publicado en diario DIAGONALES de La Plata, 21/10/09).
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