OMBLIGOS Y OTRAS HABITACIONES
(2012-2014)
1
OMBLIGOS Y OTRAS HABITACIONES
(Junio - 0ctubre, 2012)
*
Si la luna
se parece
a la Luna
no es LUNA
SOLOSOL
apagado
triste
*
OSCURA PARED DEL AMANECER
Ladrillo encima de ladrillo encima de ladrillo
construí la casa. Estas cuatro paredes
me pertenecen
Y son o es, en el plural de lo singular,
el puente centrado entre las dos
orillas del jardín. Ahora el frío
no permite adentrarse al verdor de ayer
y seco áspero de hoy. Cuando el sol
suba más allá de la medianera
saldré con la bolsa de los mandados
a juntar naranjas de un lado y otro,
y al anochecer exprimiré el deseo
en cápsulas para no soñar
Lo oscuro hace pensar la noche
Hojas desprendidas de los arbustos
arremolinan un humo esférico
engordado en sus puntas
De los dos misterios, elijo
el blanco; y si se va, el negro;
y si se va, es el amanecer
El amanecer se llenó de ombligos
Como hizo mi madre
los guardé en un frasco
inmenso de transparencia
Ahí descansan. Ahí, sumergidos,
tal vez, se abrasen
*
La maravilla es
el encuentro, la unión de nuestros otros en todos
Más allá de los límites del sol
otros caballos
resisten
Ánimo. Lo contratamos al acercarse el amanecer
Las ropas se visten de nosotros y salimos
Pasamos la línea con la fortaleza de los vencidos
Lo que toque en la queda el mar lo arrastrará
a la orilla
Llovió todo el día
Y no le importó
Nubló todo el día
Y no le importó
Nochó todo el día
Y no le importó
Soló todo el día
Y no le importó
Cuando a importarle comenzó
Otoño se lo tragó
El perfecto silencio es
el aullido del sol
en las campanas rotas de los días
Lamiendo la flecha,
con tu saliva “–oh, felicidad–
desollada por el rayo”
Bebiendo los panes,
servidos en el plato descompuesto
del poema, en el morir
aéreo de sol aullado,
en la luna negra
del silencio perfecto
El gato pelea con otros gatos
En el afuera, donde la noche domina,
menos a los gatos amos y señores de un mundo sin techos
En este instante, la lluvia derrumba los corazones erguidos y ya, no, ahora, el agua desliza su fuego por, en realidad, arrastra con fuerza lo débil de lo cercano, acumula junto a la pared quebrada, ceniza aguada, turba, frío echado en el bajar donde la espera es ceguera
(En el chirriar de la puerta vuelve la noche a oscurecer)
II
ROCANROL
Blues del viento
Juancito Bluseador toma la ruta 2
en un bondi que tiene 2 piernas
y con 2 trastos que cargar
1 bolsa de dormir
1 guitarra para blusear
Juancito a la hora del máximo sudor
se detiene a descansar
y se pone a rascar la viola
algunas veces con slide
Nunca llega a ningún lugar
sabe de historia griega
y la de un río sin mar
Nunca llega y siempre está más allá
y a la hora de rockear
de sus dedos saltan chispas
como estrellas del llegar
A Johnny Winter (23 de febrero de 1944), City Bell, 23/2/12
Pajarito pesado
No, no, la bruma no lo disipó.
Dejó saludos al Maharishi Gurú.
Como buen reventado
recorrió la ruta del blues.
Tango lo esperaba
con hierba y alcohol.
“El camino es corto
para estar
una noche sin vos”.
A Pajarito Zaguri, Rey Criollo del Rocanrol, City Bell, 5/5/12
La canción del parque
Nada, ni siquiera la lluvia, puede detener “La canción del parque”. Guitarras y vientos silban y abren los ojos a la inocencia del sol. “La canción del parque” amanece y el día es día. Otro. Múltiple. Repetible. Circular, como paisaje de la infancia. “La canción del parque” estalla en la hoguera del agua, en las olas que ya descansan sobre la arena, en las plantas que protegen del desierto, en la habitación silenciosa donde la música vibra en la nutriente de su sombra.
City Bell, 15/8/12
Rolling Stones
Amigos vienen al mediodía a almorzar, no confirmaron aún. La idea es carne al horno, o bien, pasta. El vino está a temperatura. La casa, no. Es un buen día para encender la estufa. Junto leña del jardín y dejo todo preparado para en algún momento encender el fósforo. Y esperar a los amigos con el living-comedor al menos tibio; la comida y el alcohol harán lo suyo. Tengo un par de horas libres para sentarme arropado en el sillón. Hace tiempo no lo hago. Extraigo el disco del equipo, es uno de Bill Evans, y elijo otro al zar, de la última fila. Es de los Stones. El azar es mera fiaca de estar pensando, decidiendo. De la biblioteca saco un libro. Martín Amis: Visitando a Mrs. Nabokov y otras excursiones. Buena elección, pienso, textos breves. Miro el índice. Más justo imposible. Uno de los textos se llama “Los Rolling Stones en el Earls Court”. Página 133 a 139. Menos tiempo que el disco que está sonando y que aún no le presté atención. Leo Amis: "La antesala del Earls Court Arena era un colosal estacionamiento subterráneo de autos de unos remotos y hacinados bares, tiendas de dulces y sucias máquinas de bebidas calientes. Normalmente, en un concierto promedio de rock se obtiene una homogénea muestra: los fans de David Bowie se parecen y se comportan como David Bowie, los fans de Bryan Ferry se parecen y se comportan como Bryan Ferry, etc. Pero todos son fan de los Stones." Vi a los Stones en Argentina hace ya unos cuantos años, cerca de veinte supongo. La verdad, creo recordar, la pasé mejor con los grupos preliminares. Creo que recuerdo eso, aunque ahora no pueda decir quién o quiénes eran. Termino el relato de Amis, y llego, a pesar del tiempo, las distancias, el idioma, los gustos, a una percepción parecida. Saco el disco de los Stones y vuelvo a poner en la bandeja el de Bill Evans, y ahora sí, decidido a encender el fuego.
City Bell, 22/06/13
En una estación de combustible me encontré con Ricardo “Mono” Cohen. Le pregunté sobre un afiche en calle 7 y plaza Italia. ¿Cuándo?
—Hace un tiempo.
—¿Año?
—¿1977?
—¿Pintado a mano o con xilografía?
—Bueno, supongo que con xilografía. El tamaño era más o menos así y así.
—Ah..., sabés, la memoria me resulta un poco complicada.
—Hay una historia y voy a tener que inventar la leyenda de ese afiche.
—Vas a sumar un dato más a la mitología de Patricio Rey.
—Necesito esa imagen, las palabras que están en esa imagen.
—¡Vos sí que sos rocambolesco!
Al despedirme, le regalé Una medida adecuada a todo.
City Bell, Estación de Servicio YPY, en libreta de hule negra, 14/08/2013
Bufallo Springfield
La primera vez que escuché ese disco creo que tenía nueve años, o diez, como mucho. Esto fue por 19.. , cuando mis padres aún estaban vivos. Habrá sido fuerte mi impresión, o de suma extrañeza, o de aburrimiento, aunque es difícil a esa edad. No quiero entrar en estas cuestiones, cada uno sabe o desea saber cómo fue en esos días. Lo cierto es que escuché ese disco en el viejo combinado de casa. Lo ponía una y otra vez, me tiraba al piso, las baldosas frescas, ahora lo recuerdo, todo nuevo, nada en desuso, el descubrir de la araña del techo, colgando de un cielo abierto.
2014
III
AL PIE DE ESTOS DÍAS
El humo de la lluvia disipa los colores primeros de la mañana. Es un extraño estado, un despertar camaleónico. La piel del perro, la piel de la gata, no dejan mojar el césped. Fuera de ellos todo es tierra, augurio de mejores tardes. Una risa blanca, sedosa, distante, entorpece el silencio abrumador de los cadáveres quietos. Respiran, ahora de manera visual, sus pechos se hunden, aspiran, se hinchan, expiran, y yacen como siempre frente a la pantalla inhumana. No es la hora aún de correr los muebles. Es necesario dejar la puerta abierta hasta sentir los primeros vientos.
Y la lluvia por fin llegó. Y bebimos. Y cantamos. Y ebrios de un malestar bello, nos arrojamos al pozo, hasta que la noche nos cubrió de luces. Y cerramos los ojos. No los volvimos a abrir.
Al principio no podía tenerle miedo, no sabía qué era, dónde ubicar su espectro, en qué casillero de la mente. Así que lo ignoré. Hice las cosas como siempre, nada fuera de la línea de vacío. Me afeité muchas veces, demasiadas, desde ese día o noche o apagón de agua. Un día desperté, la línea ya no estaba, y mi piel se sumergió otra vez.
Los días fueron terribles. Las mujeres y los hombres abandonaban a sus niños, cruzaron la autopista hacia el lado del río. El lloro como el ulular de una sirena que se fue perdiendo o ahogando hasta quedar seco. Nadie recuerda qué pasó después.
City Bell, 02/01/2013
Con los viejos amigos del teatro de máscaras nos proveímos de latas, plásticos y sogas. Fuimos a la playa al atardecer. Encendimos el fuego con ramas y hojas que juntamos desde el edificio de alto hasta los primeros peldaños de arena. No había nada para beber. Nos quedamos en silencio toda la noche, algunos mirando las aguas quietas, duras. Otros, unos pocos, boca abajo, aplastados, como moscas, en la negra arena.
La historia carece de complejidad. En un cuadro realista de estos días, un perro aúlla. A lo lejos, en el fondo, no hay nada, no hay nadie. Y recuerdo cuando éramos lobos, cuando respirábamos algo parecido a la vida.
Dentro de la olla el agua comienza a hervir. Apago la hornalla, dejo caer el papel picado que recogí durante el último año.
La importancia de las cosas radica en buen desayuno, almuerzo y cena. Eso nos nutre, y nos deja estar tirados en el sofá a lo largo y ancho de los días.
City Bell, 01, 2013
IV
SIMETRÍAS
—¿Puedo besarte? —Esas cosas no se preguntan. Antes te regalé una piedra oscura, del mar de un jardín de palabras infinitas. Antes cortaste queso y pan y abriste el vino y nuestras copas se llenaron. Antes te preocupaste por las papas y la carne que aún esperan la última horneada. Antes ordenaste la mesa con platos y cubiertos y servilletas, y cenamos. Antes pusiste música desde la computadora portátil. Suave, fértil, ondulante. Antes jugué con una pelotita, y Emma la traía una y otra vez, hasta que se cansó de mí, y se entregó a tus ojos. Antes te pedí si podías bajar una de las luces. Antes nos recostamos en el sofá, y mi mano buscó la tuya, y se acariciaron un largo, largo, instante. Después del antes caminamos hacia la habitación. —Desvestíme—, dijiste, y así lo hice, despacio, para no lastimarte, para sentirte pegada a mí. Después del antes los labios se abrieron y tus pechos y tus piernas se dejaron acariciar, y un gemido y otro, sonaron deliciosos a la espera. Después del antes hubo algunas palabras, innecesarias, inútiles, vanas. Después del antes y ya con el desabillé, erguida sobre la cama, fumaste un cigarrillo. Después del antes me vestí, me acompañaste hasta la puerta, te preocupaste por el frío exterior que del otro me encargo yo. Después del antes te pedí sostuvieras mi sombrero, mi valija, mi saco. Después del antes te pedí mi saco y me lo puse y mi sombrero y me lo puse y mi valija. Y salí, a la madrugada, al ahora del baúl abierto, y nada empieza de nuevo en el preguntarte otra vez. —¿Puedo besarte?
City Bell, a la Mora, 9/10/2012
JORGE PAOLANTONIO
Es una tarde de frío. Mucho. En San Telmo por lo menos. Decido volver a casa, pero antes paso por el kiosco de esquina Perú y Carlos Calvo por el libro que recomendara Jorge Ariel Madrazo. No está. Estuve fuera del país cerca de un mes (quisiera aclarar esto: “estuve fuera del país”) y volví para cuando las devoluciones o el agotamiento o cosas así. Decía en la esquina de Perú y Carlos Calvo, y ahí lo veo caminando al Jorge Paolantonio, un poco rengo parecía, venía, sí, de la mano de Marta Miranda. Es lindo encontrarse con un escritor en la calle. Hola, Jorge! No te reconocí, me dice. No estoy del todo seguro si me recuerda. Por la barba, dice. Ah, me parece que sí. Estuvimos en el mismo momento en Italia. De ahí vuelvo. Yo estuve en Milán, ¿y vos? Primero por Eslovenia, después Italia: Trieste, Trento, conociendo la familia, Venecia, Florencia, Roma. Una pena no encontrarnos. ¿Vas al festival? ¿Qué festival? Bueno, no importa. Anda la sombra de la gripe por todo piringundin, hay que cuidarse, maestro. (“Que mi amigo es poeta/ dicen las viejas del pueblo/ y que pesca los versos/ en las aguas del Río Colorado/ y en la Cueva de los Manos/ pero yo digo/ no es creíble ni siquiera fiable/ que un hombre silencioso como el Mito/ pesque nada que no sea un resfriado/ tan magrito de carnes como viene/ tan muchacho/ tan sufrido/ tan callado”). Me encantaría seguir charlando con vos. Acerca de tus libros y del viaje. Pero, ¿viste?, es mejor que las calles queden vacías. Por el frío. O porque no nos dejan callejear. Un alegrón encontrarte, Jorge. Hasta pronto.
City Bell, 25-06-13
ROSARIO VALPARAÍSO
(España, 1898 - Argentina, 1973)
“La Poesía es un artilugio para desnaturalizar las sensaciones corpóreas en la explicitud de un manto que intenta cubrir las partes del todo para que ninguna palabra pueda acercarse a la verdadera palabra que siempre se termina de tachar para que otra la reemplace en este devenir de fuego y viento y soledad”.
City Bell, 06-13
POESÍAMUNDOPOETA
Otro Mundo
es posible
porque
es posible
otra Poesía
la Poesía
es
el poeta
City Bell, 02/12
1
OMBLIGOS Y OTRAS HABITACIONES
(Junio - 0ctubre, 2012)
Solosoluna 09.06.12
Oscura pared del amanecer 06.2012
Llovió todo el día 07.08.12
El aullido 30.08.2012
En este instante 18.09.12
En el chirriar 22.10.12
II
ROCANROL
(2012-2014)
III
AL PIE DE ESTOS DÍAS
(2013)
IV
SIMETRÍAS Y OTROS
Foto de cabecera: "Naranjas", JMP
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