Esto
fue por el año 1943 más o menos. Y todavía me pregunto cómo pude abrir esa
puerta y en cómo perdí el sentido de la orientación. Yo que siempre fui un tipo
orientado. Iba a visitar a Exaltación, un sábado, y el domingo tenía que ir al
cuartel en Campo de Mayo. Así era la cosa, un amigo, compañero del Colegio San
José de Rosario, del que seguramente habrán oído hablar, un tal Pagura; resulta
que el susodicho trabajaba en una fábrica de muebles llamada Cavarossi, así
nomás, con doble ese. Pagura vivía en pleno centro con otro muchacho, yo no
llegué a ir a esa pensión porque trabajaba. Venía por la Nueve de Julio y ahí
en Avenida de Mayo me cambiaba en lo de Pagura, y venía a City Bell. Esto era
el sábado; al día siguiente, volvía; en ese tiempo estaba el Expreso Buenos
Aires. Yo me cambio y Pagura me da la llave para que pudiera entrar. Voy a City
Bell, hice todo lo que tenía que hacer, vuelvo, bajé, agarré la llave que me
dio Pagura, y trato de abrir la puerta, y no abre. Una y otra vez intento, y la
llave entra mal, no gira. Media hora intentando abrir y pensando de este amigo
mío, Pagura, pienso de Pagura, este turro vaya a saber qué llave me dio. Media
hora queriendo abrir, y pensando, y puteando por lo bajo. En una de esas llega
un señor con la llave correcta, y abre. Subo al segundo piso y lo primero que
veo al abrir la puerta, porque la puerta la abrí, veo, no sé… Salgo disparado,
bajo, y me pongo a reflexionar en la entrada del edificio, para sacarme el tema
de encima ¿viste?, y llego a la conclusión de que me equivoqué de entrada. Miré
mejor y me ubiqué; abro la puerta, subo, vuelvo a abrir, y veo a Pagura que
está durmiendo, ahora sí, entre sábanas inmaculadas.
2002.
Foto: Nerino Pallaoro en sus años mozos, haciendo puching.
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