11/6/09
La comida frugal
Había trenes, pero no todos los días. Dos de ida y dos de vuelta. No sé qué días. Los pobladores iban a proveerse de diarios y revistas. Además traían en el furgón tomates, papas, batatas, zapallos, formas de felicidad. Un día iba solo a caballo, en el picasso, y yo era un aficionado a la uva. Me compré un cajón de cinco kilos. A un peso veinte el cajón. Yo iba en el picasso, iba al tranco comiendo la uva, hasta que me harté, y el resto del cajón llegó hasta la casa. No sé cuántos kilos de uva comí. Había de dos clases: doradas y negras. Esta era negra. El picasso al tranco, el cajón en el anca.
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Foto: Álbum familiar.
© José María Pallaoro
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