ES UN HERMOSO DÍA
Es un hermoso día. Hoy. En
City Bell es un hermoso día. El sol, suave, y la brisa, fresca, lenta, hace
bailar las ramas del sauce y del álamo y de las campanillas violetas
abrigadoras de la calle del otro lado del muro de ladrillos. Ahora, estoy solo,
y bien, ni feliz ni triste, bien. ¿Quién sabe qué es bien? ¿Bien tiene de
espalda al mal? Digo, cambio, pienso,
ni bien ni mal. Estoy. Aquí. En City Bell. En casa. La habito días y noches,
como antes habitaba, otra casa, mía, nuestra, los nuestros del fue, otra vida.
Ni feliz ni triste. Otra. Vida. No existe esa vida. Sí, una memoria, real,
ficticia, daltónica, años demasiados, país caído a pedazos, antes, caído a
pedazos, ese día, lágrimas, destrozado, en la fiesta de los dormidos, en el
miedo y la desolación, en el después, torturados, hambrientos, estaqueados
sobre la turba húmeda, seiscientos cuarenta y nueve, muertos, cientos en el
dejarse, caer en el morir, olvido, frío, largo atardecer.
Hoy, en City Bell, es un hermoso día. El viento, tenue, hace flamear los árboles y las plantas y las flores. Hoy. En City Bell, en cualquier herida del país.
Hoy, en City Bell, es un hermoso día. El viento, tenue, hace flamear los árboles y las plantas y las flores. Hoy. En City Bell, en cualquier herida del país.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario