Leerlo una y otra vez. Dejarlo descansar. Un
tiempo. Y volver a él. Para vivir, descubrir, disfrutar la maravilla de la
poesía.
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Para la novela dicen que hace falta
exposición, conflicto moral, acción progresiva, nudo, periferia, desenlace (por
lo menos hasta Proust). Faulkner no explica nada. Una novela exige una buena
historia. Después está el oficio de vivirla.
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Yeats pertenecía al círculo espiritual “La
orden del atardecer dorado”.
De: “Andante ma non troppo tren”.
Anotaciones en libreta negra de hule
City Bell / Constitución, enero / febrero 2001.
Foto: Jmp
Foto: Jmp
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