QUÉ
HAY CON BÚFALO
¿Qué
hay con Búfalo? Creo
que nada, salvo un rey que odia a los poetas mariquitas. “Hay que cazarlos”,
suele bostezar su augusta majestad en reuniones de derecho de gracia. Yo estuve
dispuesto a asesinarlo y en abril del 66 crucé la frontera de Canadá. Stephen y
Neil conocían mi plan y me contrataron como panderista, quizás puedan
escucharme en un crudo en el Whisky A Go Go. Nunca me convocaron a las sesiones
de grabación, si bien participé hasta la disolución allá por el 68. Decían que
el rock no era mi objetivo de vida.
¿Qué
hay con Búfalo? Creo
que nada, salvo un rey que odia a los poetas mariquitas. Se
saca fotografías con una máscara de becerro y abomina de los fantasmas del camino.
Es
cierto, no pude matarlo, solo logré romper su cadera antes de las
grandes lluvias. Cuando terminen, ya no estaré solo, y de vuelta en el camino
partiré al África galopando como un búfalo en busca de la carne deseada. Y
volveré a cantar junto a los viejos Springfield:
“Oh,
larga vida feliz, larga muerte feliz, corre con mi bala en tu cráneo”.
City
Bell, madrugada del 23 de julio.
Una bromita rápida para mis
amigos,
Julián, Lalo, Carlos, Emiliano.
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