Al
principio no podía tenerle miedo, no sabía qué era, dónde ubicar su espectro,
en qué casillero de la mente. Así que lo ignoré. Hice las cosas como siempre,
nada fuera de la línea de vacío. Me afeité muchas veces, demasiadas, desde ese
día o noche o apagón de agua. Un día desperté, la línea ya no estaba, y mi piel
se sumergió por última vez.
City Bell, 02
01 2013.-
Foto: Jmp
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