Lunas
La luna, la de esta noche, no se parece en
nada a la palabra “luna”. Es una luz al alcance de la mano si estamos sin
anteojos o lejos de la palabra que la nombra.
Miro la luna ¿para
decirte?
Escribo “luna”
¿para encontrarte?
Ni lo uno ni lo
otro, solo ausencia de vos en los ojos y en las manos.
Otra luna
Tuvimos como bosque
una escindida de
dos
en la luna
desierta.
Nada.
Pensaba en la arena
y en el viento
y en las ramas que
se sacudían.
Otro idioma
Al entrar, bajo el hechizo de una inmensa
luna, recordé además: “Nunca supe otro idioma que no fuera el de tus besos bajo
la alfombra”.
Manos frías
¿Qué se debe hacer en una tarde de lluvia?
¿Esperar? No deseo caer en la trampa del mañana.
En el ayer, mis
dedos estaban fríos. Decías eso, entre versos de Idea y Alejandra. “Tus manos
están frías”.
¿Qué otra cosa es
la soledad?
Ramas desnudas
En las cuitas del hacer
trabajando
desde tempranito
en el atrás,
un humo de guitarra
no
dejaba nacer al
sol.
Sepan entender
el volver a
escuchar
las ramas desnudas.
Transparencias
Busco en los libros alguna palabra.
Encuentro respiro en las ramas del sauce, abanico ***, *** de la mañana. El
cielo limpio y la luz artificial iluminan la pantalla. El sol da la espalda a
esta hora del tempranar. Es sábado, y no cambié los vestidos de los parpados
sin luz. ¿Estoy envuelto aún? ¿La brisa del entrar por la ventana, los libros y
las palabras representan la sensualidad de lo real? ¿Lo real cae en nuestros
cuerpos como lo que fue, es, será? Leo recuerdo, y el respiro se carga de la
visión de un nido de barro, seco, allá, arriba, tras las rejas del no salir,
tras el ladrido del perro que me convoca. Miro la ventana, las rejas, el verde
sacudido por un día donde nadie sabe del color de las hojas ni de la
transparencia de las palabras.
Como arriba abajo
Como si la nada del todo en el subir y
bajar
moviesen el mundo
otro y nuestro.
Arriba, los árboles
nutren sus raíces y golpean, y
golpean.
Abajo, la copa de
vino derrama en el se va
y humedece la noche
del venir,
descansa viento de
quedarse.
El desierto
Otro aire, nuevo, libera el miedo y la
rutina, las ligaduras de la diversidad.
Solos, en el ahora
de las palabras, uno de los dos –no importa quién– trae el mar para mojar los
cuerpos y cruzar el desierto.
City Bell, marzo de 2012.
*
Amor duerme
Amor duerme. Hoy no se siente bien.
Escribió con prolija letra, en el espejo de los enamorados infieles, otro día,
otra tarde, otro lugar.
Amor duerme. Como
ayer, y antes del ayer, no se siente bien. Prefiere descansar. Otro día, otra
tarde, otro lugar.
Amor duerme, y yo,
en mi insomnio acurrucado de frío, espero su despertar. Espero, con la
esperanza del también dormir.
En Mundo despierto 1,
antología. Libros de la talita dorada, 2014.
2 comentarios:
¡Qué delicia! Y aún más dulce si se le suman las lecturas de Vilariño y Pizarnik!
Muchas gracias, Abstinencia..!
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