“Que se vaya ya”, chillaron los herederos de las cacerolas del corralito de los monos. “Nunca salves a María, ni un pedacito”. “Os vamos a desterrar”, regañaron los cultores del culteranismo. Él dio crédito a los decires aunque la lluvia de billetes no animó a la muchedumbre de fragancias suaves y voluntad colérica hacia los delantales. Exigían más. Por ahora, un apart soleado a la derecha del Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario