Sí, la guitarra y el bajo y la cadencia. Noche de viento. Polvo y polvo, la densidad de la voz, viaja, por el cielo húmedo de sol. Y las estrellas chispan en la bíblica hogaza de papel crepé. No, la cadencia, el bajo y la guitarra. Sol húmedo en el cielo, calla, la voz pegajosa, polvo incrustado en la terca miel. El cuello se rompe en otra vuelta de tuerca. Y deja el sueño de ocurrir cuando la mujer danza bajo el agua.
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