JOYAS DE LA ABUELA
Ella se miró al espejo y no pudo creer lo que vio.
De sus fosas nasales salían dos plumeros frondosos. De pluma de pavo los
plumeros. Dudó un poco. Luego, pensó la de maravillas a realizar. Desempolvar
la casa de una polvorienta acumulación de años. Se miró otra vez, y se decidió
por las tijeritas vírgenes que descansaban en el alhajero de las joyas de la
abuela.
City Bell, diciembre de 2011
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Foto: "Rojo y negro", Jmp.
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