Los días se apretujan en un frasco de vos vacío del sudor. ¿Puedo besarte en la boca? Como opio en una ensaladera transparente de gusanos y cebollas. ¿Puedo besarte? Una semana de diamantes imprecisos, y la necesidad de flores cortadas después de la lluvia. ¿Puedo? La respuesta flota, y el viento silba nítido en el cementerio de la belleza viva de los cuerpos. Espero. Tu boca. La respuesta. ¿Sí?
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