1/1/12

No tengo la culpa


GENIO


No tengo la culpa de cómo me llames.
Bien, es cierto, miro con un solo ojo.
Con los dos, hablas de mi mal genio
y de la capacidad de abstraerme
de la vulgaridad del mundo. El concepto
me pertenece. Mis pies,
firmes sobre la tierra. Mis canciones
suenan, día y noche, en mi cabeza.
Claro, pienso con los ojos dormidos.
Hasta que el poema los despierte
y me encuentre con la bondad de la palabra.

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