POETA MEANDO UNA RUEDA DE SU PROPIO AUTO
Un sábado noche en una fonda
del lado sudeste de la ciudad
El poeta espera en la vereda
recostado en un silloncito de verano
Una panera con pan
y un par de copas servidas
y las cartas sobre la mesa
Llego a la hora señalada
a encontrarme con el último vate
de la ciudad de los parásitos
Hablamos de cosas triviales
de un par de días sin ingerir antibióticos
del nombre del gato de la gorda del almacén
de perros desatados que deambulan como fantasmas
Comemos escalopes con puré
Se levanta
después del décimo tercer cigarrillo
y dice adiós
y camina hacia el auto
desinflado en la calle empedrada
Lo observo
posiblemente
en su momento más feliz
Ante la copa llena
de vino de la casa
aún sentado
espero el mío
Foto: Jmp
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