10/3/23

MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS entrevista a José María Pallaoro

Pallaoro en Casa Roja / Taller La Plata



¿Qué es para usted la poesía?

     Vivimos ensayando definiciones sobre qué es la poesía. En muchos textos caí en la tentación de hurgar en esa búsqueda. 
     Gelman, cito de memoria, escribe que la poesía es un árbol sin hojas que da sombra. 
     Saer inicia por la negativa, dice que la poesía no es un río majestuoso y fértil. Y luego afirma: (la poesía) es una piedra firme en medio de la corriente que se deja pulir por el agua. 
     Hay hermosas definiciones. En todas, vislumbramos algo de claridad. 

     Tal vez el poema sea
un campo dorado
a la espera
de la lluvia

Y del viento
que mece 
los árboles

donde descansan
los pájaros
de nuestra memoria

Pallaoro circa 1975
¿Podría usted contarnos  un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

     Soy segunda generación de inmigrantes. Quisiera recordarlos, homenajearlos. 
     Mis abuelos paternos, Luigi Pallaoro y Amalia Passamani, son originarios de Pizzo y Panarotta, dos aldeas de Levico y Barco, pequeños pueblos tallados en las montañas de la provincia de Trento, en Val Sugana, al pie del río Brenta; nacieron bajo el imperio austrohúngaro. Luigi (1881-1925) llegó a nuestro país en 1896, a la edad de quince años. Amalia (1881-1981) en 1911. Se casan y tienen ocho hijos (hay mellizos y gemelos). Mi padre, Nerino, es el séptimo. Se radican primero en la provincia de Entre Ríos donde nacen todos sus hijos. En 1923 se trasladaron definitivamente a la provincia de Chaco, a “Pampa La Porteña”, en Corzuela; fueron los primeros tiroleses -trentinos- que poblaron el lugar. La chacra de mi Nona se convirtió en refugio y protección para muchos emigrantes que recibieron ayuda material y espiritual. Siguen siendo recordados por los hijos y nietos de los primeros emigrantes. Los padres de mi abuelo Luigi se llamaban Maria Paoli y Luigi Pallaoro; los padres de mi abuela Amalia, Angelica Petri y Giovanni Passamani. 
     Mis abuelos maternos, José María Cruz y María Dolores Tapia, españoles. José María nació, quizás, en Urrácal, Almería, el 29 de junio de 1896 y murió en City Bell el 5 de febrero de 1966. María Dolores Tapia nació en Olula del Río, Almería el 8 de junio de 1902 y murió en City Bell el 7 de febrero de 1978. Se casaron en 1915, ella con 13 años y él con 19. Tuvieron en 1918 un hijo en España llamado Francisco. Viajaron a Argentina en 1918 o 1919. No sé si mi abuelo y bisabuelos maternos (Alfredo Tapia y Adoración Antonia García) lo hicieron con anterioridad, aunque creo que sí. 
     Mi padre, Nerino Pallaoro, nació en Estación María Grande, departamento Paraná, Entre Ríos, el 3 de noviembre de 1919 y murió el 7 de diciembre de 2005. 
     Mi madre, Ascensión Argentina Cruz, nació en City Bell el 23 de mayo de 1926 y murió el 16 de octubre de 2013. 
     Yo nací en casa de la partera y doctora Margarita Chiani de Murad, en calle 70 nº 1130, entre 17 y 18, de la ciudad de La Plata, a las 22:10. Mi madre me contó que no recordaba porqué “fuimos tan lejos”. Alguna de mis tías tal vez tuvo algo que ver, no sé.  Creo que fue cuestión de unas horas y volvimos a casa, en City Bell. No a la casa en la que crecí, si no a una casita que mis padres alquilaban; me parece que estaba en calle 1 entre Pellegrini y Güemes. Cuando mis padres dejaron habitable la casa que estaban construyendo en calle 9 entre 17 y Sarmiento, nos mudamos. Yo tenía unos pocos meses. Ahí crecí, en un medio semirural, tambo, animales, quinta. De chico, tuve esa suerte. Escuché música, no recuerdo mi vida sin música. Y las primeras “lecturas”, aún sin saber leer, las historietas; me interesaba más que los dibujos los globitos que contenían signos extraños y que al comienzo imaginaba su significado, hasta que las palabras aparecieron, y hasta hoy siguen siendo misterio, ambigüedad, y algunas veces claridad que también me ha tentado. 
     A mis 13 años, faltaba, más o menos, un mes y medio para mis 14, estuve preso por algunas horas en una comisaría de Corrientes; el espíritu de época… No sé si fue por esta experiencia que me aislé un poco, siempre traté de ser cuidadoso en la calle. Lo que sí ocurrió es que me convirtiera en un lector casi compulsivo. 
     Hice radio. Escribí artículos para diarios y revistas. Dirigí una revista de poesía. Publiqué libros, cuadernos, plaquetas. Desconozco premios que me hayan otorgado, por lo que descarto que haya recibido alguno. (…) 

18/10/22

5 POEMAS AL PORTUGUÉS




Estamos bem com o frágil sol
do amanhecer

O céu, este céu, no mezanino
onde descansam nossos pés ¿Tem
luz, lá, no jardim dos ciprestes?
¿Ou é aqui que a lua
como ramo de janeiro desaparece
frente à cabeleira do mar?

Não envelhece este momento
Ou o tomas ou o deixas

Mas não envelhece

        Estamos bien con el frágil sol
        del amanecer

        El cielo, este cielo, en el altillo
        donde descansan nuestros pies ¿Hay
        luz, allá, en el jardín de los cipreses?
        ¿O es acá que la luna
        como rama de enero desaparece
        ante la cabellera del mar?

        No envejece este momento
        Lo tomas o lo dejas

        Pero no envejece


Nos dias escassos sai
com a bolsa das ordens
e penetra no bosque
Recolhe abacaxis, cascas, ramos pequenos
A bolsa em seu interior contém bolsas
                    vazias
e enche-as de madeiras
             secas
como unhas humanas
       pelos
feridas que abandona
Pensa
e regressa com suas mãos
repletas de um esplendor
que junto ao vento de outro amanhecer
                    soprará

         En los días escasos sale
        con la bolsa de los mandados
        y penetra en el bosque
        Recoge piñas, cortezas, ramas pequeñas
        La bolsa en su interior contiene bolsas
                            vacías
        y las llena de maderas
                     secas
        como uñas humanas
               pelos
        heridas que abandona
        Piensa
        y regresa con sus manos
        repletas de un esplendor
        que junto al viento de otro amanecer
                            soplará


Foge do calor das moscas
Tem uma porta de entrada
Atravessa e desaparece a porta
Tem uma exposição de pinturas
Tem um único retrato de uma artista que regressa
Para decifrá-la se senta em um tamborete
Vê seu corpo como um Buda na areia
Vê suas mãos que abraçam
Vê seus óculos grandes
Vê seus olhos escuros e belos
Não consegue sair desse lugar
Um dia verá crescer até o alto dela
e a beijará
e ficará
no centro mesmo de seu frio

        Huye del calor de las moscas
        Hay una puerta de entrada
        La traspasa y desaparece la puerta
        Hay una exposición de pinturas
        Hay un solo retrato de una artista que regresa
        Para descifrarla se sienta en un taburete
        Ve su cuerpo como un Buda en la arena
        Ve sus manos que abrazan
        Ve sus anteojos grandes
        Ve sus ojos oscuros y bellos
        No puede salir de ese lugar
        Un día se verá crecer hasta lo alto de ella
        y la besará
        y se quedará
        en el centro mismo de su frío


Não pode ficar nu
debaixo da árvore de noite
Necessita meias
uma calça fresca
uma camisa e cobrir a cabeça
porque caem 
se arrastram
bichos
na noite
uma lesma grudou na pele dele
uma aranha picou-o entre as pernas
uma gata peluda passou por seu peito
e sobre o chapéu
gotas do exprimido
Não se pode estar seguro de noite
debaixo da árvore
Como caem os bichos cai eo mundo
Nos devoramos entre nós
até que não haja mais
o que devorar

        No puede estar desnudo
        bajo el árbol de noche
        Necesita medias
        un pantalón fresco
        una remera y cubrirse la cabeza
        porque caen 
        se arrastran
        bichos
        en la noche
        una babosa se le pegó en el pie
        una araña lo picó en la entrepierna
        una gata peluda transitó por su pecho
        y sobre el sombrero
        gotas de lo exprimido
        No se puede estar seguro en la noche
        bajo el árbol
        Como caen los bichos cae el mundo
        Nos devoramos entre nosotros
        hasta que no haya más
        que devorar


Chega de olhar o jardim
babosas
bolinhas
insetos
uma barata que acabou de pisar
Matar os bichos?
É melhor irem embora
que fujam deste homem
que não os quer perto
que não deseja mirá-los
que gostaria de serem parecidos com eles
tanto
no reflexo do charco de água

        Basta de mirar el jardín
        babosas
        bolitas
        insectos
        una cucaracha que acabo de pisar
        ¿Matar los bichos?
        Es mejor que se vayan
        que huyan de este hombre
        que no los desea cerca
        que no quiere mirarlos
        que quisiera no parecerse a ellos
        tanto
        en el reflejo del charco de agua


En este enlace el sitio de Antonio Miranda. Gracias 
http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/argentina/JOSE%20MARIA%20PALLAORO.html

11/10/22

X EDICIÓN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA



X EDICIÓN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA

Festival Internacional VaPoesía Argentina - Literatura e Inclusión / Directores: Marta Miranda y Ricardo Rojas Ayrala / Asistente de Producción: Noelia Andía -Patrcia Djamkotchian / Producción: Marcela Padlvaski / Arte: Sergio Aballay

Desde su primera edición en el año 2013, este festival poético está destinado a niños, jóvenes y adultos de barrios y comunas alejadas de los centros urbanos y/o en situación de riesgo social. Haciendo eje en la responsabilidad social que tiene cada uno de nosotros en tanto ciudadano, creemos que los escritores no pueden estar al margen de la misma y por lo tanto pensamos una actividad en la cual los mismos desde su labor artística, asuman la responsabilidad y el compromiso con el resto de la comunidad compartiendo su oficio para que constituya una herramienta de inclusión y un incentivo para estos niños, adolescentes y adultos que participan de las actividades. Para ello trasladamos a escritores locales y extranjeros invitados especialmente para la actividad, a escuelas, centros de detención, comedores comunitarios, refugios y poblaciones originarias. Desde esta perspectiva la literatura se transforma en una herramienta más para la inclusión social llevándola hasta aquellos lugares con menores posibilidades de acceso a ésta experiencia. La palabra es nuestro medio de socialización y de comunicación con los otros. La escritura también lo es de una manera poderosa y vital, pues nos permite desde la intimidad de la reflexión, acceder a nuestros pensamientos más profundos y posteriormente compartirlos con el otro. La idea de transformar la literatura en herramienta de inclusión social va de la mano de estas ideas porque todos, en todos los estratos sociales y geografías, tenemos algo para decir. Si esto mismo nos lo dice una persona que hace de su escritura su vida, esta frase tiene un significado poderoso y movilizador. Llevando a los trabajadores de la palabra a estos encuentros, VaPoesía crea el espacio para que la comunicación y la magia sucedan.
VaPoesía Argentina forma parte del Corredor Cultural Poesía en Tránsito, que hermana festivales de similares características en los países de México, Costa Rica y España.


José María Pallaoro, poeta participante 
de la X edición del Festival Internacional VaPoesía Argentina

JOSÉ MARÍA PALLAORO nació en City Bell / La Plata en 1959. Fundó y dirigió la revista de poesía El espiniyo. Editor de Libros de la Talita Dorada. Coordina en La Plata y en City Bell talleres de lectura y escritura creativa. Administra, entre otros, los blogs poéticos literarios Aromito, Poesía La Plata, Poesía y Política, Poesía City Bell. En dos blogs personales (El sol de una mejor oportunidad y Los ojos) podemos leer parte de su trabajo como poeta y escritor. Publicó plaquetas, cuadernos y más de diez libros de poemas. Algunos títulos editados: Antología breve (2016); El flautista de City Bell (2015); Son dos los que danzan (2005 y 2012; traducido al italiano y esloveno: Sono due quelli che danzano / Ples v dvoje, edición bilingüe, editado por Mediterránea, Centro di Studi Inerculturali, Dipartimento di Studi Umanistici, Università di Trieste, Italia, 2013). Correo-e: jmpallaoro@gmail.com 
/ Foto: Delfina Lascano Vedia


POEMAS JOSÉ MARÍA PALLAORO

Estamos bien con el frágil sol 
del amanecer

El cielo, este cielo, en el altillo 
donde descansan nuestros pies ¿Hay 
luz, allá, en el jardín de los cipreses?
¿O es acá que la luna 
como rama de enero desaparece 
ante la cabellera del mar?

No envejece este momento
Lo tomas o lo dejas

Pero no envejece


En los días escasos sale 
con la bolsa de los mandados 
y penetra en el bosque 
Recoge piñas, cortezas, ramas pequeñas
La bolsa en su interior contiene bolsas 
vacías
y las llena de maderas
secas 
como uñas humanas
pelos
heridas que abandona
Piensa 
y regresa con sus manos 
repletas de un esplendor 
que junto al viento de otro amanecer 
soplará


Huye del calor de las moscas
Hay una puerta de entrada
La traspasa y desaparece la puerta
Hay una exposición de pinturas
Hay un solo retrato de una artista que regresa
Para descifrarla se sienta en un taburete
Ve su cuerpo como un Buda en la arena
Ve sus manos que abrazan
Ve sus anteojos grandes
Ve sus ojos oscuros y bellos 
No puede salir de ese lugar
Un día se verá crecer hasta lo alto de ella
y la besará
y se quedará 
en el centro mismo de su frío


No puede estar desnudo 
bajo el árbol de noche 
Necesita medias 
un pantalón fresco 
una remera y cubrirse la cabeza 
porque caen  
se arrastran 
bichos 
en la noche 
una babosa se le pegó en el pie 
una araña lo picó en la entrepierna 
una gata peluda transitó por su pecho 
y sobre el sombrero 
gotas de lo exprimido
No se puede estar seguro en la noche 
bajo el árbol 
Como caen los bichos cae el mundo 
Nos devoramos entre nosotros 
hasta que no haya más 
que devorar 


Basta de mirar el jardín 
babosas 
bolitas 
insectos 
una cucaracha que acabo de pisar
¿Matar los bichos? 
Es mejor que se vayan 
que huyan de este hombre 
que no los desea cerca 
que no quiere mirarlos 
que quisiera no parecerse a ellos 
tanto 
en el reflejo del charco de agua 


Mis poetas favoritos

     Una tarde, en la cama, me preguntaste cuáles eran mis poetas favoritos. Me quedé pensando, un instante largo. Luego, miré nuestros cuerpos, mi pecho pegado a tu espalda, te abracé, besé tu cuello, y te fui diciendo mis poetas favoritos, te los decía al oído, muy suave te los decía, “ayudame” te pedí, y pasaste tu mano por entre mis piernas, y me moví, despacio me moví, los dos curiosos, suspirando y jadeando, por mis poetas favoritos, hasta inundar la tarde con sus versos, y los nuestros que se escribían en ese atardecer, ahora 


La enredadera

Las rejas desaparecen

Es indudable que ese jazmín crece
para recordarnos
que la belleza es
aún posible

Dentro de pocos días
sus flores perfumarán

la intimidad de esta habitación
donde consumo mis horas

en busca de un tesoro que no encuentro
y que no sé si existe

8/10/22

Canción




Canción

Estuve fuera de casa 
caminando por calles de tierra y asfalto
En estos días
en estos días me puse a pensar 
acerca de las cosas que nos unen 
y las que nos separan
Pero hay algo extraño en todo esto
hace un rato te conocí 
y charlamos y charlamos 
lo que tal vez mañana nos reencuentre
Sé -es muy difícil arriesgarse en estos días
en estos días seguiré caminando hasta encontrarte 
o decidas escribirme -en eso quedamos 
antes de conocernos y decir 
no perdamos el tiempo
Lo estuve perdiendo en todos estos días
y ahora que te encontré -en estos días
en estos días -vuelve pronto. 


“Canción”, City Bell, 7-10-2014 / A partir del tema de Jackson Browne, “These Days” / Foto: Cuaderno cuadriculado y birome negra, jmp / 


8/8/22

LECTURA EN MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS domingo 14 de agosto a las 20 horas


LECTURA EN MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS

Domingo 14 de agosto a las 20 horas

 

Con Gustavo Tisocco,

Laura Fuksman, Tina Elorriaga,

Águeda Franco y José María Pallaoro

12/4/22

EL ESPINIYO revista de poesía de las cuatro estaciones en AHIRA (Archivo Histórico de Revistas Argentinas)

Soledad Quereilhac y José María Pallaoro


EL ESPINIYO revista de poesía de las cuatro estaciones 
en AHIRA (Archivo Histórico de de Revistas Argentinas) 


*
     El Espiniyo. Revista de poesía de las cuatro estaciones publicó seis números entre 2005 y 2007. Dirigida por el poeta y periodista cultural José María Pallaoro, y editada por el sello Libros de la talita dorada, buscó ser un espacio de reunión y de circulación de la poesía en las ciudades de La Plata, City Bell y sus alrededores. Sin adscribir “a ningún grupo, movimiento o poética” ni a “ninguna capilla literaria” –como señaló Pallaoro en la presentación de la revista, en la Biblioteca López Merino–, El Espiniyo buscó publicar a poetas noveles y consagrados, y llegar a un público algo más amplio que a los habituales lectores de poesía. Sus ejemplares se exhibían en los quioscos de diarios y revistas, junto con las publicaciones “sobre pesca, tejidos de invierno, mecánica del automóvil, decoración, autoayuda”, como celebró Raquel Sinelli en el mismo evento de la presentación.

     Interesada por los poetas platenses, pero abierta también a otras firmas argentinas y de la región, la revista solía incluir una larga entrevista a un o una poeta, acompañada por textos por lo general inéditos. La elección de su nombre, que remite a una planta autóctona pero también al poema “El espinillo”, de Edgar Bayley (que funciona como la Editorial del número 1), así como la pequeña intervención gramatical que reemplaza la “ll” por la rioplatense “y”, sintetizan esa apuesta de la revista por la cultura vernácula.

     En su último número doble, se incluyó un homenaje a una de sus permanentes colaboradoras, la lingüista, traductora y poeta Irina Bogdaschevski, quien tradujo ensayos y poemas del ruso, y publicó sus propios textos. El material de la revista se completaba con una gran cantidad de poemas inéditos, ensayos críticos escritos por periodistas culturales y egresados de la carrera de Letras, reseñas de libros y un correo de lectores. Colaboraron en El Espiniyo con variada frecuencia Néstor Mux, Horacio Fiebelkorn, Guillermo Pilía, Alejandro Fontenla y Matías Fittipaldi, entre otros.

     Agradecemos al ex director de El Espiniyo, José María Pallaoro, su gentil préstamo de los ejemplares para la digitalización.

Presentación de la revista
Soledad Quereilhac

El Espiniyo
Director: José María Pallaoro
Editor: Libros de la Talita Dorada
Consejo de redacción: César Cantoni y Néstor Mux (sólo en nro. 2)
Secretaria de redacción: Margarita Torres (sólo en nros. 5-6)
Lugar de edición: City Bell, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Fecha de publicación: otoño de 2005-otoño de 2007
Cantidad de números: 6 (números 5 y 6 se publican juntos)
Dimensiones: 28 x 20 cm
Páginas: entre 24 y 40
Digitalización: Soledad Quereilhac

29/1/22

José María Pallaoro en revista Cultura Argentina enero de 2022




Blog
Aromito 

Escribí en junio de 2008: “El espiniyo se hizo AROMITO. Es una buena manera de decir que El espiniyo se toma un descanso. Hasta nueva ventura la revista de las cuatro estaciones como buena hermanita mayor compartirá poemas, libros, artículos, ensayos, sueños, ideas. “Un árbol sin hojas que da sombra” dijo Gelman de la poesía. Nace pequeña la sombra del AROMITO, tal vez. Pero crecerá, seguro, porque todo lo que se hace con amor, pasión, crece como "cielo o piel, silencio o verdad". Ojalá que los lectores, los amigos, nos acompañen”. En ese número cero de junio de 2008 homenajeamos a las MADRES, y también decíamos: “Sabemos que la democracia en nuestro país está amenazada (algunos no lo quieren ver así). No hacemos la vista gorda (o la vaca, en este caso) de lo que nos pasa. Los que más tienen quieren tener más. Y no es justo. La poesía y los poetas nunca han sido ajenos a la realidad, por eso muchos han entregado sus vidas intentando transformarla. ¿Es necesario que mencione a Bustos, Favero, Santoro, Urondo, algunos de nuestros más queridos compañeros poetas asesinados o caídos combatiendo a la última dictadura militar?”. 
Pasaron los años, y la situación es similar. Los grupos financieros a través de sus medios de “comunicación” desestabilizan la democracia, quieren domesticarla, nos colman de noticias falsas, nos quieren sumir en el desencanto y la derrota. 
Demasiado dolor en estos últimos años. En la primer pandemia que fue el macrismo. Las segunda a punto de cumplir dos años. Demasiadas pérdidas. Los cuerpos, los nuestros, que generan enfermedades. 
AROMITO intentó continuar a El espiniyo, no fue así. Se convirtió en un espacio que se nutre de mis lecturas, la de mi biblioteca. Tipeo (salvo algunas salvedades) los textos que leo en libros, plaquetas, cuadernos, revistas, suplementos… Cientos de esos textos “subidos” por primera vez a internet. Subo una pequeña parte de mis lecturas (que también nutren a otros blogs: Poesía La Plata, Poesía y Política, Poesía City Bell, Lo de Pallaoro, Mundo despierto, Libros de la talita dorada…; dos blogs personales, Los ojos y El sol de una mejor oportunidad). 
Hay más para contar, ni el momento ni el contexto me lo permite. Ojalá puedan visitar AROMITO, una parte de mí vive, habita ese espacio-hogar.


POEMAS

Laberinto
 
     No hay laberintos por elevación. Escribir es la única salida.


*
Arriba, lo real
Abajo, lo irreal

¿Y en el centro?
La red

donde yo te pesco
donde vos me pescás

donde el inmenso pájaro piensa
si caer sobre los dos

si dejarnos vivir abrazados aquí
en esta brisa que nos enciende


Ella escribe en la playa, escribe 
en su cuaderno de arena
Escribe indiferente 
a la marea que sube, 
a la marea que baja, escribe 
con sus piernas entrelazadas 

hasta que el atardecer no está 
y la noche amiga con su pelo 
En ese instante, se levanta y se va 
sin el cuaderno de arena, vuelve, 
vuelve a su casa, a cobijarse 
colmando de palabras 

mi corazón


Por el sendero de piedras 
camina 
lo que existe y su realidad 

En un banco junto a la pared de hiedra 
cerca del sauce y de la glicina 
y del membrillero frutado de insectos

la contemplación 

se plena de ternura 

y
has llegado


Las tacuaritas azules unen 
sus picos en la rama alta
y se dejan caer 

a la humedad de la lengua 
al gemido de las palabras 


En los días escasos sale 
con la bolsa de los mandados 
y penetra en el bosque 
Recoge piñas, cortezas, ramas pequeñas
La bolsa en su interior contiene bolsas 
vacías
y las llena de maderas
secas 
como uñas humanas
pelos
heridas que abandona
Piensa 
y regresa con sus manos 
repletas de un esplendor 
que junto al viento de otro amanecer 
soplará


Una mariposa en la máquina de coser 
con techo de corteza de árbol apolillado 
En lo azaroso una pava que fue y adorna 
la puerta del gallinero entrampada 
con la glicina y el ligustro 
y la manzanilla y los sillones 
y el sillón 
en el que sentado observo
una mariposa que ya no está


Huye del calor de las moscas
Hay una puerta de entrada
La traspasa y desaparece la puerta
Hay una exposición de pinturas
Hay un solo retrato de una artista que regresa
Para descifrarla se sienta en un taburete
Ve su cuerpo como un Buda en la arena
Ve sus manos que abrazan
Ve sus anteojos grandes
Ve sus ojos oscuros y bellos 
No puede salir de ese lugar
Un día se verá crecer hasta lo alto de ella
y la besará
y se quedará 
en el centro mismo de su frío


De Bajo la sombra del sauce, City Bell, enero-febrero de 2020, inédito 
(dos semanas antes del inicio de la pandemia)

*


La palabra escrita
 
     En el peligro de este mundo, en la maraña más oscura, en los labios incansables, abres tus piernas y me devoras. 


6/1/22

La partida




La partida

te vas a quedar solo 
pensalo bien 
no sea cosa que a la tarde 
entres a tu anochecer 
y cierren la puerta 
de la casa que habitaste 
hasta ahora 

o no lo pienses 
quedate solo 
sin luna y sin estrellas 
a la vera del camino 
que no sabés adónde va 

a nada bueno seguro 
da el primer paso 
y el segundo 
                      es la partida 
el atravesar hacia ningún lugar 


City Bell, 6 de enero de 2022, 1/2día 

2/1/22

Poemas inéditos en Calibán




POEMAS DE JOSÉ MARÍA PALLAORO 


City Bell, 19 de noviembre de 2021, inéditos


No recuerdo el tiempo en que ingresé a esta prisión 
Yazgo solo en una pieza diminuta 
Cuando duermo los desconocidos abandonan comida 
y elementos para el aseo y un lápiz y un cuaderno de hojas blancas 
que cubro de palabras y dejo cerca de la puerta 
Cuando despierto veo el nuevo cuaderno, y un lápiz 
que me permitirá, creo y deseo, escribir lo callado 


¿Y si no me fuera permitido 
decir las palabras que quisiera? 
¿Las dejaría 
en mi pensamiento 
solas
abandonadas
sin sentido
sin voluntad de hacerse sombras 
en la página? 


Pide nada, o sea, pide en silencio lo que necesita 
Ahora en su necesidad complacida se pone las medias equivocadas 
Desde sus pies legibles crecen 
sus piernas, sus muslos, sus pechos, sus ojos 
Hermosa vos en el instante de las innecesarias palabras 


Algunos de sus dichos 
quisiera recordar, pensó 
O lo dijo en una voz tan baja 
y tan incomprensible 
que apenas pudo guardar 
en un recóndito lugar de su cabeza 
Ahí, en la que ahora se golpea 
en el intento de que caiga 
alguno de sus dichos 
alguno de esos 
que nunca la lastimaron 


Lo miró como a un extraño 
Sin embargo los últimos años 
convivieron juntos 
en la misma casa 
sin espejos en que reflejarse 
sin vislumbrar siquiera que son dos desconocidos 
que no se aguardan 
que no se esperan 
que están ahí 
uno dentro del otro 
ocupando el mismo espacio 
que siempre está vacío 


Dormíamos en el oasis 
Al despertar no te encontraba 
Amanecía en una ciudad sin nombre 
Caminaba sus calles 
Visitaba lugares 
Un parque 
Una iglesia 
Entraba 
Y veía los bancos desiertos 
Las velas sin luz 
Dormíamos en el oasis 
Y al despertar no te encontraba 



10/9/21

José María Pallaoro, un poeta de City Bell para quien “escribir es la única salida”


José María Pallaoro, un poeta de City Bell para quien “escribir es la única salida”


Diario HOY en las noticias
LA PLATA
ESPECTÁCULOS
20/01/2021 - 00:00hs

Por Santiago Marelli


José María Pallaoro nació en La Plata un 28 de febrero de 1959. Poeta y periodista cultural, cursó estudios de Castellano, Literatura y Latín. Condujo y produjo los programas radiales platenses La máquina del tiempo, En la vereda del sol, Mariposas de madera y La Talita.
También colaboró con artículos literarios en el diario Diagonales. Dirigió la revista de poesía El espiniyo y en la actualidad escribe para medios gráficos y virtuales, dirige la editorial Libros de la Talita Dorada, coordina en City Bell un taller de escritura y el espacio cultural La Poesía.
Además administra los blogs literarios Poesía City Bell, Poesía La Plata y Aromito, y uno personal, Los Ojos. En diálogo con diario Hoy, contó detalles de su forma de entender la poesía.


¿Cuándo descubriste la poesía?
De chico, en la pubertad leía y escribía poemas. Algunos escarceos en la primaria, con más frecuencia en la secundaria. Siempre fui vergonzoso, nunca mostré nada, o muy poco. Mi hermana menor, Gaby, me revisaba los cuadernos y marcaba los textos que le gustaba, y a mí no me gustaba nada. Regalaba poemitas, a mi novia del secundario por ejemplo. Mis padres fueron muy generosos, provengo de clase trabajadora. Me compraban discos y revistas todos los meses y de ahí sacaba la información. El rock fue un gran impacto, escuchar a los 11 años a Litto, Moris, Spinetta…, me abrió un mundo que me acercó a la poesía, a la literatura, aunque tuve curiosidad por todo o casi todo. Cualquier libro era de mi interés. 


¿Qué es para vos escribir poemas?
Ahora, puedo contestarte con un breve texto incluido en Antología breve, libro armado y editado de manera artesanal por el escritor León Peredo. “No hay laberintos por elevación. Escribir es la única salida.” Después me di cuenta que estaba reflexionando lecturas de Leopoldo Marechal, de su libro Laberinto de Amor y de un prólogo que escribió para Visión de los hijos del mal de Miguel Ángel Bustos.  


Si tuvieras que reducir a tres de los escritores platenses fundamentales a cuáles elegirías.
Roberto Themis Speroni. Vivió cerca de casa. Murió cuando yo tenía 8 años. Siempre lo vi por calle Cantilo, vi su sombra. De vez en cuando se me aparece. “Come mi madre un guiso de verduras / en su casa distante; come un guiso / que tiene casi un siglo y los cubiertos, / niquelados de amor, comen con ella / hoy, en abril, mientras mis tres hermanos / comen en sus hogares, con los hijos / sonoros de maíz, blancos de almíbar. // Mi padre come arriba, con los muertos… // Yo espero aquí; no ceno todavía. / Lo haré después, cuando los míos duerman.”

Mario Porro, maestro y amigo. Una obra siempre a descubrir. Me dedicó un par de poemas. "Hay muchos puentes / imaginarios / que nos juntan / para ver fluir / la vida / en el mundo // Pero pocos / que nos dejan / saber / como fluye / un poema / en nuestra sangre". Es una dedicatoria en su libro Tropos.

Néstor Mux. A mis 16 años leí su libro Cartas íntimas para todos. El libro llegó a casa a través de Mirta Villanueva, cuñada de mi hermano Luis que falleció en mayo de 2020. Mirta y su compañero Sergio Paniagua están desaparecidos. Mirta estaba embarazada, así que su hijo o hija sigue en poder de sus apropiadores. Creo que Néstor Mux es el poeta vivo más importante. 


¿Cuáles son los lugares de La Plata que más tienen que ver con tu historia personal?
Soy de City Bell. Muy poco urbano. Me gustan mucho los trenes y las estaciones. Solía subir al tren y viajar sin destino. Bajaba en cualquier lugar y caminaba por el pueblo, los de fuera del partido, los de acá, Ringuelet, Tolosa… Alrededor de la estación de La Plata había lugares de mi interés, disquerías, librerías de viejo que son las que siempre frecuenté, bares donde me encontraba con amigos o solo me ponía a observar, pensar, a escribir en libretas, a leer. Plazas. Hay otros lugares, claro, pero sería muy extenso.


¿Escribiste algo durante y/o sobre la pandemia?
Antes de la pandemia, entre enero y febrero de 2020, escribí cerca de una treintena de poemas breves que agrupé bajo el título Bajo la sombra del sauce, y, luego, tuve la necesidad, aunque aún es un trabajo en proceso, de difundirlo en las redes sociales. En la pandemia que aún estamos padeciendo, hubo demasiadas pérdidas personales. Quedé bastante anulado, perdido, intenté hacer cosas. Me costaba y cuesta todo: leer, tomar notas…, trabajé en el jardín, intenté nutrir mis blogs Aromito, Poesía La Plata, Poesía y Política, Poesía City Bell... Hice lo que pude. Y escribí, claro, no tanto como en los dos primeros meses, escribí, sí, algo, como este soneto: 

“En los días en que los muertos viven / el barrio despierta sin colores; zanjas / con renacuajos y anguilas repiten / leyendas de limones y manzanas / que nadie a la hora de la siesta / puede ofrecerte. No olvido. Pronto el fin / de todo sellará los ojos de esta / mariposa posada en el verdín / donde una vez habitó la estrella / muerta de otra mariposa. La nube / roja que se va se lleva la sombra / de lo vivido en esa oscura estela / que se pierde en lo que ya no se ve. / La noche de los muertos nada nombra.” 

Y estas dos líneas: 
“¿Lo importante de seguir vivo? / El poeta muerto no puede escribir”. 


¿Seguís ejerciendo el periodismo? ¿Cuáles son los mejores momentos que te deparó el periodismo, abundá un poco en ellos?
Nunca ejercí el periodismo de manera profesional. Hice radio gracias a mi amigo Charly Olmo y al querido y recordado Eduardo Candreva, “La máquina del tiempo” en Radio Futura. Experiencia hermosa. En otras radios de City Bell y Villa Elisa: “Mariposas de madera”, “En la vereda del sol”, “La talita”. Programas que tomaban como excusa el rock argentino para hablar de otras músicas, historia, política, ecología, filosofía... Fui columnista de varios programas. Cuando me enteré que Marcelo Figueras era el nuevo director de Radio Provincia, le escribí un correo-e proponiéndole un programa de rock y poesía. No tuve respuesta, tal vez no era la vía pertinente. Escribí con cierta frecuencia para un diario de la ciudad. Me tiraban un tema, cuantas palabras. Y lo necesitamos para “ayer”. Escritura rápida que me ayudó bastante. Colaboré con notas, artículos para otros diarios y revistas. Saqué una revista de poesía, El espiniyo... 


¿De los músicos, en cuál encontrás más poesía?
En estos días escuché a Jorge Fandermole, y  los discos del Dúo Salteño. Voy y vengo. 


Recordá recitales memorables que hayas visto en La Plata.
En mayo de 1978 me secuestraron en calle 12 de La Plata, cerca de una comisaría. Me metieron en un auto, en el asiento de atrás, me pusieron una capucha o un trapo, solo escuché gritos, me puteaban en todos los idiomas, me pegaban con los puños, me percutaron en la cabeza varias veces. Ni sé dónde me dejaron ni como llegué a casa. El período 1976-1979 fue horrible, terminé el secundario y me echaron del colegio. Me encerré en la casa de mis padres. Los recitales eran espacio de libertad. Se concurría asustado. No sabíamos qué podía ocurrir. Ya no estaba la figura de “desacato a la autoridad”, “averiguación de antecedentes”, cosas así. Si te levantaban, lo más seguro era la muerte. Tuve muchísima suerte. 

Recuerdo a Invisible, tocaron en La Plata, en Atenas dos veces en 1974; en un boliche llamado Barras que creo que estaba en calle 8 entre 45 y 46 en 1975; tocaron en Berisso en el Club Villa San Carlos por agosto de 1976. Y en el Club Atenas el 5 de noviembre de 1976. Presentaron el Jardín de los presentes ya no como trío si no como cuarteto con la incorporación del guitarrista Tomás Gutbisch. Fue maravilloso a pesar del terror imperante. La cosa estaba densa, la situación en la calle era insostenible. Reprimían en cualquier momento. Spinetta para el recital y dice algo así: “Si no entran los chicos que están afuera, no tocamos más”. La memoria es complicada, pasó demasiado tiempo. Fui uno de los chicos que entró. Estaba muy cerca del escenario. La primera parte fue como trío: “Habla conmigo viejo perro blanco”. Hasta que el Flaco presenta a Tommy y salen con “Alarma entre los ángeles”. En un momento los ojos del Flaco se encuentran con mis ojos. Habrá sido ni siquiera fracción de segundo, pero me sentí tan feliz en ese momento. 

Recuerdo La máquina de hacer pájaros, con Charly, en el Cine Teatro Astro, tal vez el 12 de agosto de 1977. Presentaron Películas. Hermoso. Charly junto a Cutaia, Fernández, Moro, Bazterrica. Decía Charly en el programa, cuando en Atenas tocaron el primer disco de La máquina: “La intención de este grupo es realmente hacer una música en forma comunitaria, donde cada uno sea un engranaje, bla, bla, etc”. 

Recuerdo a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Dos recitales en el Teatro Lozano. Uno en noviembre de 1977 y el otro por abril o mayo de 1978. No estoy del todo seguro. Circo, humor, rocanrol, un Sergio Martínez que hacía de Patricio Rey o payaso que interrumpía a la banda con sus monólogos. Vito Nervio o El Mufercho hizo dos programas en Radio universidad que me marcaron: Milenio y Ondas. 


¿Cómo nació “La talita dorada” y cuál es el objetivo que te propusiste?
Hace más de 20 años. Quizás por mi necesidad de comunicarme y difundir. “Talita” es por los talas que estaban cerca de casa. Ahí nos refugiábamos del calor y de la lluvia. Hacíamos casitas en lo alto y observábamos el barrio, que eran casas aisladas, campo más que nada. “Dorada” es por el fruto de los talas. Dorados por el reflejo del sol. Delicia para los pájaros y para los chicos. Por ahí también están Cortázar, Tanguito, y otras lecturas. 


¿En qué proyecto estás trabajando?
En pandemia junto a la poeta y psicóloga Paola Boccalari armamos en pdf los “cuadernos SPERONI  de poesía y otras artes”. Salieron 9 números. Algunos individuales (Julián Axat y Coti López, “La cama de la calle cabrera y otros poemas inéditos”; uno mío, “Con felicidad y otras microficciones”) y otros colectivos (“Una ventana abierta”, 11 autores; “Alrededor de la mesa vacía” con 11 autores que integran mi taller de lectura y escritura creativa). La idea es en este 2021 que inicia, sacarlos en papel o al menos armar una antología. 
Me gustaría publicar la poesía de Roberto Themis Speroni, hace rato la vengo armando. 
Hay muchas ideas, pero al estar lejos aún de concretarse prefiero el silencio y no quemar las velas. 

3/9/21

ALEGRANZA hacia una educación poética

City Bell, con David José Kohon, circa 1998

"ALEGRANZA: hacia una educación poética" se propone como un espacio de rehumanización a partir de la investigación y difusión de las posibilidades de la actividad creativa, con especial énfasis en la artística y verbal.

 

ALEGRANZA NO SE CANSA...

Y hablando de cansancio, presentamos a JOSÉ MARÍA PALLAORO, artista e infatigable promotor cultural platense, en los tiempos dolorosos y desafiantes del Covid. Sin desperdicio.

 

 

14 de agosto de 2021

ENTREVISTA A JOSÉ MARÍA PALLAORO

            Por María Antonia Sassi

 

            -Investigando sobre tu biografía, observo que en Literatura abordaste (al menos, en lo publicado) solamente el género lírico. ¿Cuál fue el motivo de no haber incursionado en narrativa?

            -En 2015 publiqué un libro, El flautista de City Bell, donde, además de prosa poética, incluí microrrelatos, un género que me atrae como lector, y que, cuando puedo, me gusta escribir. En diarios, revistas, suplementos, aparecieron algunos cuentos, aunque nunca publicados en libros. En el otoño de 2020, en el número 5 de “cuaderno SPERONI de poesía y otras artes”, salió Con felicidad y otras microficciones. Hay dos nouvelles, ahora un poco abandonadas por la pandemia, Mar y El ausente, que vengo trabajando hace un tiempo. En realidad, por ahora son notas y apuntes en respectivos cuadernos y documentos Word. Ojalá logre encontrar la energía necesaria para avanzar en la escritura. Aunque es cierto, lo más visible de mi trabajo es la poesía.

 

            -Como coordinador de talleres literarios ¿preferís un perfil determinado de los futuros poetas?

            -Que sean lectores. Realizo una entrevista previa y ahí vemos, los dos, si podemos generar esa especie de comunión, sentir esa electricidad, que va más allá del contenido, como pedía Juanele. En el taller no sólo se aborda la poesía, aunque, tal vez, tenga mayor preponderancia, sino también la narrativa. Leo desde muy chico de manera casi obsesiva.

 

            -¿En el aprendizaje del Taller Literario, se imparten conocimientos de recursos literarios y teóricos o predomina la escritura subjetiva?

            -Nunca concurrí a un taller literario. Comencé a coordinarlos por mi necesidad de hablar con otros de poesía, de literatura. Soy bastante solitario, y la lectura es una buena compañera al igual que la contemplación y la observación. En taller hay un poco de todo eso que decís. El grupo da la pauta a seguir y trabajamos de acuerdo a las necesidades que se van imponiendo.

 

            -¿Qué reportaje, programa determinado, acontecimiento especial, recordás con afecto y emoción, relacionado con tus programas radiales?

            -Muchos años de radio y decenas de programas como conductor y productor. No recuerdo haber hecho entrevistas en vivo. Sí reportajes grabados en casetes que luego editaba. La radio es magia. Y hubo momentos mágicos. Me cuesta elegir, cada programa era una historia. Recuerdo uno dedicado a Jorge Pinchevski. Otro a David José Kohon, el director de cine. Vivió en City Bell y solía verlo. Él comenzó como poeta. Conservo unos pocos poemas inéditos de David que alguna vez pienso publicar. En general, quedé muy conforme con esos programas de “La máquina del tiempo”. Se grababan y luego se repetían en otro día y horario. Algunas de esas cintas se perdieron, quizás por desidia mía, por no haberlas recuperado. Luego de “La máquina del tiempo” realicé otros programas, y compartí la conducción con poetas como Marta Miranda y Paulina Juszko, con el profesor de filosofía Daniel Gutiérrez.

 

            -Durante este período de pandemia que atravesamos universalmente ¿continuaste con tu escritura o te sentiste afectado emocionalmente y la interrumpiste?

            -Sí, me sentí, me siento muy afectado. Demasiadas pérdidas. Demasiado dolor. Entre enero y febrero de 2020 escribí una treintena de poemas breves que conformaron una serie que llamé Bajo la sombra del sauce. Luego, a mediados de marzo, la peste. Y cambió todo. Dejé de hacer taller presencial, me llevó más de un año acomodarme, y en abril de este año llegó lo virtual, por suerte. Dejé de leer, al menos como siempre lo hice. Y por supuesto, dejé de escribir, o escribí poco. Lo que hice fue tomar notas en el cuaderno. Con demasiado esfuerzo. Las palabras me fueron abandonando. Perdí montones de palabras, de muchas no sabía su significado (...)

 

            - Para finalizar, me encantaría me cuentes tus futuros proyectos literarios y culturales.

            -Continuar con los cuadernos SPERONI. En 2020 sacamos 7 números, en formato PDF; lo ideal es llevarlos a papel o arrancar de nuevo. En esos cuadernos colaboraron escritores, poetas, talleristas. Los quisiera mencionar: Paola Boccalari, Azucena Salpeter, Alberto Pipino, Olga Edih Romero, Julián Axat, Susana Siveau, Alejandra Taylor, Erica Aisa, Camila Ragazzini, Agustina Samoilenco, Soledad Gutierrez Eguía, Adriana Romano, Romina Torchio, Carolina Cortazzo, Cristina Muñoz, Mabel Martínez, Marcelo Steblak, Mirta del Pino, Silvia González, César Amiel.

Seguir alimentando, nutriendo mis blogs Aromito, Poesía La Plata…

Intentar ordenar mi trabajo. Hay bastante material inédito y a revisar, corregir.

También desearía editar a escritores y poetas que admiro. Algunos de mi pueblo y de mi ciudad. Hay demasiado por hacer, y el tiempo que queda es escaso.

 

 

José María Pallaoro también ha incursionado en la narrativa y en este espacio les dejo el microrrelato de su autoría:

 

            El otro lado del río

 

            ¿Qué hacemos acá? Se lo pregunté después de estar los dos mirando el río durante horas. En esas horas pensé nada o poco, o eso creo porque ¿acaso es posible dejar de pensar? Lo cierto es que le pregunté qué hacemos acá. Quieta, inmóvil, como un maniquí, siguió a mi lado, indiferente, extraviada, ahora lo sé, lejos. El viento leve hacia zigzaguear, apenas, el vello de su brazo, desnudo hasta cerca del hombro. El hombro cubierto por un saquito claro. Un saquito que le regalaron sus tíos del otro lado del río. Los visitamos para unas fiestas de hace unos pocos años, el tiempo pasa. Pasamos unos días caminando la caída del sol por la vieja costanera, casi no hablamos, aunque, entre nosotros, el silencio era dicha. En esos atardeceres bajaba la temperatura, si bien no se llegaba al punto de tener frío. Cuando tuvimos que volver fue que los tíos le dieron el saquito. No se trató, es cierto, de un regalo, simplemente refrescó y se lo pusieron en los hombros. Con definitiva certeza, siento que debe ser una carga enorme. Hubiese preferido no preguntar. Hubiese preferido lo callado, y no sentirme solo en este lado, mirando el río, mirando el río.

 

 

Gracias, José María

13/8/21

Basho



INEVITABLES
(… - 2017)



Aquella mañana intentamos preguntarnos qué éramos / En esa atmósfera / más acá o más allá de las palabras / de lo cercano de los cuerpos / ante la necesidad / éramos menos que eso / de lo que no sabíamos / aquel día aquella mañana 


La tarde, entre el humo de los escapes de los colectivos y los cigarrillos
Los ruidos apagan el pensar del hombre que camina solo por la calle
Pareciera que no va hacia ningún lugar de la ciudad que aún no se desperezó del todo
Los pasos lentos se desparraman matemáticamente en la vereda tan rota como el mundo
Cuadras y cuadras no parecen, en su andar desprolijo y marchoso, detenerlo 
....
Se detiene en una verja manchada de amarillo y rojo ante los ojos del desprevenido que nada dice de los pájaros que surcan el cielo encapotado 
...
Los poderes de la tarde se desligan de manera apropiada de la mano que lo supo guarecer
Árboles inclinados al sur de la tarde dejan caer sus hojas que se van sin siquiera despedirse 


Los ricos matan a los pobres Los ricos matan a los pobres (dos veces) 
Los pobres entierran a los ricos (No queda más que mirar el fuego y arder con él) 


Lo blanco y lo negro Lo alto y lo profundo Lo vertical y lo horizontal Lo cálido y lo absoluto No es más que la teoría concreta 
de la muerte 


El sol poniente 
la ondulación de los trigos 
(cortar la cuerda 
en el nudo exacto 
donde surge el tallo 
de la noche por hacer) 


No deseo romper el hechizo 
En unas semanas será otra  
la vida 
La mía sigue aquí 
bajo el sauce 
atento a los sonidos 
de adentro y de afuera 
bajo el sol 
que sigue ahí 
inmutable ahí 
apagándose ahí 


Los sapos no dejaron dormir 
En la mañana la pileta de aguas verdes 
camuflaba los cuerpos encimados 
y los saqué creyendo en el bien 
Renacuajos orillan transparentes de sol 
por las cuatro paredes la transformada 
en custodia ese ir y venir ante mi presencia se hunde 


*

Basho 

En el jardín 
en el atrás de los ladrillos 
un vecino cavó el hoyo 

con la misma pala 
con la misma tierra 

con la ceniza del fuego compartido 
la noche anterior 
cubrí la lomada 

luego el silencio de los días
y hoy las primeras lluvias  
que rejuvenecen su recuerdo 

City Bell, julio de 2017

Foto: "Basho en taller", JMP

26/4/19

Libro Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, 2019



Abuelas y Madres de Plaza de Mayo
Libro de la Biblioteca de las Grandes Naciones
coordinado por Xabier Susperregi (País Vasco),
Rosario Salazar (México) y Norma Domancich (Argentina)

Incluye mi poema “Ceibo”

   CEIBO* (1985)

   Las Madres machacan en el mortero de la verdad los despojos de la corteza y cuecen el fruto para soportar la herida y preservar la memoria. Pronto florecerán en racimos sus flores de abrasador carmín.


* Flor Nacional de Argentina.

2/3/19

En la cabeza del silencio


Diego E. Suárez
Acerca de Son dos los que danzan

5/6/18

Círculo de Poesía




CÍRCULO DE POESÍA

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta José María Pallaoro (City Bell, La Plata, 1959).

31/12/17

Pensar no pensar



PENSAR NO PENSAR

La soledad

Es pensar
no estás
o estás
como pozo
como vacío
y no pensar más.


No pensar

No. 



Poema musicalizado por Hugo Conese.