28/2/09

Un tipo orientado





Esto fue por el año 1943 más o menos. Y todavía me pregunto cómo pude abrir esa puerta y en cómo perdí el sentido de la orientación. Yo que siempre fui un tipo orientado. Iba a visitar a Exaltación, un sábado, y el domingo tenía que ir al cuartel en Campo de Mayo. Así era la cosa, un amigo, compañero del Colegio San José de Rosario, del que seguramente habrán oído hablar, un tal Pagura; resulta que el susodicho trabajaba en una fábrica de muebles llamada Cavarossi, así nomás, con doble ese. Pagura vivía en pleno centro con otro muchacho, yo no llegué a ir a esa pensión porque trabajaba. Venía por la Nueve de Julio y ahí en Avenida de Mayo me cambiaba en lo de Pagura, y venía a City Bell. Esto era el sábado; al día siguiente, volvía; en ese tiempo estaba el Expreso Buenos Aires. Yo me cambio y Pagura me da la llave para que pudiera entrar. Voy a City Bell, hice todo lo que tenía que hacer, vuelvo, bajé, agarré la llave que me dio Pagura, y trato de abrir la puerta, y no abre. Una y otra vez intento, y la llave entra mal, no gira. Media hora intentando abrir y pensando de este amigo mío, Pagura, pienso de Pagura, este turro vaya a saber qué llave me dio. Media hora queriendo abrir, y pensando, y puteando por lo bajo. En una de esas llega un señor con la llave correcta, y abre. Subo al segundo piso y lo primero que veo al abrir la puerta, porque la puerta la abrí, veo, no sé… Salgo disparado, bajo, y me pongo a reflexionar en la entrada del edificio, para sacarme el tema de encima ¿viste?, y llego a la conclusión de que me equivoqué de entrada. Miré mejor y me ubiqué; abro la puerta, subo, vuelvo a abrir, y veo a Pagura que está durmiendo, ahora sí, entre sábanas inmaculadas.



2002.
Foto: Nerino Pallaoro en sus años mozos, haciendo puching.

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4/2/09

City Bell, 1973



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Las ventanas nunca se cerraban. No existían rejas ni mosquiteros, y los gatos entraban y salían a su antojo. Las ventanas eran las puertas de animales que no asesinaban.

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Foto: jmp
© José María Pallaoro

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