10/9/11

Pallaoro y su Setenta y 4 por Flavio Mogetta


Pallaoro y su Setenta y 4
Diagonales / El poeta oriundo de City Bell presenta en Buenos Aires su último libro de poemas


Por Flavio Mogetta



Sin dudas que todo hombre que se precie de tal está atravesado por la política. Incluso aquel que piensa que transita por esta vida sin comprometerse, sin levantar ideales, sin tomar partido por nada. Porque en esa "no elección" hay una elección, porque tal como citó alguna vez aquel filósofo alemán (al que no viene al caso mencionar en esta nota), el hombre elige hasta cuando cree no estar eligiendo. Y en esa acción de no querer ser un "ser político" se es político. Casi un trabalenguas que sí viene al caso para anunciar la presentación del flamante libro de poemas Setenta y 4 de José María Pallaoro, que tendrá lugar esta tarde a las 19, en el Centro Cultural de la Cooperación (Avenida Corrientes 1543, Ciudad de Buenos Aires). El evento cuenta con el auspicio de la editorial El Suri Porfiado y participarán los poetas Viviana Abnur y Carlos Aldazábal.

Desde el prólogo del libro (“Aún en la calle más vacía”), el poeta Alberto Szpunberg, una de las plumas más importantes de la denominada generación del '60 y maestro de las nuevas generaciones, distingue entre dos tipos de poesía con la que podemos toparnos por estos días. Una si se quiere más efímera, “farandulera”, que piensa más en el momento y en lo inmediato, y otra (en la que ubica a Pallaoro) que logra con sus palabras llenar el silencio que otros quieren imponer o perpetuar, dirá: “entona su libro y, como la calle más vacía, la poesía se puebla”.

O qué decir cuando se lee: “La tapa de los diarios/ generalmente miente// La mujer mira/ los baldosones sucios/ con las manos/ en los bolsillos/ piensa// en el compañero/ caído/ que está/ a su lado/ dentro del féretro/ abrazado a una bandera/ de la tendencia// y la sangre corre/ por esos baldosones/ y mañana tal vez/ sea ninguna otra tapa/ de diario o revista/ o vaya a saber/ qué tendencia/ sigue la moda/ ese día (“Noticias”); “Ellos son de este mundo/ Nosotros somos de este mundo/ Y este mundo/ ¿de quién es?” (“Mundos”); “La mujer/ que apareció/ descuartizada// desde sus pedazos/ nada dijo de los males/ que la aquejaban” (“Comunicado”) o “No hay arreglo/ en el matadero// Los trabajadores están/ cansados de promesas/ incumplidas// Los brazos caídos/ ante la obscenidad/ y los fierros// Una pena natural// La tortura se inicia/ por los ojos” (“Matadero”).

Y volviendo al punto de partida de esta nota, Carlos J. Aldazábal (poeta y editor responsable de El suri porfiado) define los límites de la acción del poeta son suma precisión: “Toda poesía es política. Olvidar lo político de lo poético, a esta altura de la Historia, es una confesión de ingenuidad que no puede entenderse más que como una toma de partido: la poesía aséptica, la poesía en estado puro, la poesía escindida de la sangre y la memoria”. Para enmarcar los caminos que elige (sí, que elige) Pallaoro: “poética política con los pies en el barro, lenguaje que husmea los recovecos del pasado para invocar la esperanza colectiva del presente”.

José María Pallaoro ha dado sobrada muestras de su compromiso para con el momento que le toca vivir desde sus textos, pero también desde su militancia poética, pero esta vez en el sentido de difusor, porque recuperar voces silenciadas y abrir constantemente canales de difusión es una tarea titánica, cuando la agenda de los medios se empecina en mostrar o convencernos que cada vez se escribe peor y que la palabra perdió sentido (con todos los alcances que pueden abrazar las distintas acepciones de "palabra"). El poeta de City Bell parte de un año preciso, doloroso, pero jamás silenciado, porque incontables voces rebotan en él y entorno a él.

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