Manejas el ardor, los ojos, toqueteando, el silencio disimulado. Todo, vacío de contenido real. Tratas, una y otra vez, derrumbar lo que nunca se podrá. Razones y cuestiones desde tu propia acidia; la inmundicia acuna, y bebes. Leer la verdad, leer en tus ojos la borra del café, y se enfría sobre la mesa, y asquea.
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