6/6/15

Antidomingo 14 de junio


La instrumentista

“En el alba de callados venenos
amanecemos serpientes.”
Octavio Paz


A veces me siento depositario de una sensibilidad que me aterra como en este momento que comienzo a escuchar una flauta, pequeña seguramente por la fragilidad del sonido; un fagot exiguo tal vez no aclare nada, si las cuerdas, en caso de ser un clavecín de estas características, no estuvieran pulsadas por un virtuoso instrumentista; y me deleito con la música, en una exquisita borrachera imagino a una concertista de apacibles y deliciosas manos abrazando un diminuto violín que bien podría ser una mandolina; la mujer es de exótica y armónica belleza, la degusto fascinado, pero ella parece desconocer mi destino; mientras continúa extrayendo notas de ese violonchelo cuasi humano, la mujer de mi ensueño se renueva difuminada en la lluvia; al concluir con el último de los acordes abandona el clavicordio sobre la desnuda habitación y levantándose con una sonrisa de gozo desmedido se dirige a mi encuentro. Ahora una serpiente se enrosca a mi columna vertebral, y siento mi cuerpo transfigurado en forma y peso; la instrumentista hurga entre mis cuerdas como en un mágico theremin y comienza a sonar el más triste de los blues.


1989

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