La gente linda no viaja en tren. Invasión de escorpiones en andenes colmados de trabajadores y estudiantes. Vendedores iguales a cuando se comían los caballos. Medias, tres pares por diez. Las ventanillas, protegen, del frío, del viento. Solcito de protección, también. Chicos y hombres y mujeres grandes trotan, caminan, juegan, en las plazas y parques, en los baldíos, sin basura, o casi. Algunos viajamos, callados, o leyendo, observando la realidad, observando lo que podemos percibir de la realidad. Viajamos. ¿Viajamos contenidos por rostros felices? No lo sé. Pero viajamos. No hace mucho atrás, vacíos y viudos vagones, destruidos, abandonados fantasmas por vías de la indiferencia, de la entrega de una servidumbre que ya no es. ¿Que no es? Ahora. La gente linda no viaja en tren. La gente fea tampoco.
Para Alejandro Schmidt
3 comentarios:
"observando la realidad, observando lo que podemos percibir de la realidad."
Siempre pienso en porciones de realidad al mirar por la ventanilla del tren.
...y por cualquier otra hendija o fisura. Gracias, Waro, abrazo.
eh,querido josé maría,lo leí recién,casi me muero,abrazos (arriba o abajo del tren)
Publicar un comentario