En el naufragio de la ceremonia de los adictos se produce el fin de la saladita.
Puncha los ojos en la discusión de los oídos ciegos; y se pierde en ácidos besos el equilibrio.
Una vez en el suelo, el ruiseñor se hace noche. Desaparece el cansancio, alejado de todo saber.
Foto: original escrito en cuaderno húsares, estación de servicio city bell
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