Sin destino de entrar a la cancha,
corro por la calle, y vuelvo a casa.
Con una gran pena y el corazón partido.
Es hora de tomar
la guitarra y riffear toda la tarde.
Tararear tan
lejos del riachuelo,
de tus lentes oscuros;
soy mendigo
del poema sin caminos a mí.
Nena, ningún rocanrol podrá
salvarme de este día.
El siglo no parió
ningún buen rocanrol.
Oh, sí, una inmensa
pena y los lentes siguen
empañados.
.
Foto: Jmp
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