3/11/07

Son dos los que danzan, primera edición




Son dos los que danzan
Libros de la talita dorada
Diagramación de cubierta e interiores:
La casa verde,sobre una pintura de Miguel Alzugaray «Sin azul» acrílico sobre tela, 0,60 cm x 0,80 cm., 1995.
© 2005, José María Pallaoro
ISBN: 987-97974-3-4
a Mario Porro,
in memoriam,
y a Néstor Mux





Tres poemas:


Al natural

para Maite

Desnuda subes
la escalera de madera

cierro los ojos
para perpetuar
la suavidad de tus pasos

el vaivén de tus pechos

dejar afuera
–aunque más no sea
por esta noche–
la ciudad y la tristeza

decidida te acurrucarás
a mi lado
en un instante

en el instante preciso
en el que el cielo
se abrirá
a la fiesta de los cuerpos
al amor de los dos


Ella sabe
para L. Andreas

Sabe separar el árbol
del bosque

Ella oscurece
con su boca
el sol

Para nuestra dicha
pronto lloverá



Cantar a tientas
para Horacio Castillo

Hace una cantidad de años
se solía dejar ciegos a los canarios
para lograr en su canto
mayor belleza
–actitud típicamente humana
como cortar lenguas
cercenar gargantas–

Hoy
las cosas no han mejorado
y los pájaros que aún sobreviven
cantan
a tientas
todo el tiempo

con señas desesperadas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te conocí en una presentación de la revista El espiniyo en La Plata.
Tus poemas me gustaron mucho, son cálidos, tiernos y de una gran profundidad existencial, gracias, Elvira

Anónimo dijo...

Querido José María:
He leído tu libro y descubro una voz muy personal. Una voz que construye una poesía como para ser dicha en el secreto del amor o de la amistad. Te enrolas en una tradición que te hermana con poetas tan distantes como George Trakl, René Char, Ives Bonnefoy y, entre los nuestros, Raúl Gustavo Aguirre y Alejandro Nicotra. Esa poesía que gusta explorar en el misterio, con la seguridad de su plato más exquisito yace oculto. Por eso tu poesía opera como por ondas (velos diría la filosofía griega apelando a la raíz del desocultar), porque no cala en el pensamiento sino en la revelación. Me interesa, sobre todo, tu punto de vista -el del apartado pero comprometido observador- porque te muestra de cuerpo entero y da fundamento a tu decir. Me gustan poemas como "La nredadera", "Aguas de nuestra sed", "Al natural" y tantos otros, que dicen -afirman- que la vida puede ser todavía una ceremonia maravillosa. Me quedo, pues, repitiendo, hasta saberlo de memoria, el más bello verso del libro: "es indudable que este jazmín crece/ para recordarnos/ que la belleza es/ aún posible". Te abrazo con todo mi afecto,

R.F.Oteriño

Posdata: comprendo que te guste la poesía de Mux, pues está hecha de esta misma finura.

R. F. Oteriño

Anónimo dijo...

hola José Maria, muy interesante esos poemas devenidos de la mirada, del tránsito y de la contemplación... in situ, de cierta automaticidad... te felicito.
sebastián jorgi